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miércoles, enero 17, 2007

Las crisis de melancolia



Los síntomas de la crisis de melancolía o depresión (apatía, actitud de profunda tristeza, sensación de malestar y de muerte) tiñe de gris la imagen del mundo del individuo deprimido, que parece haber perdido sus sentimientos habituales.

La melancolía, es un estado de intensa depresión y decaimiento del estado de ánimo con marcada disminución de la actividad y sentimientos de culpabilidad y de autocastigo. El comienzo puede producirse a cualquier edad, aunque con mayor frecuencia aparece a edades avanzadas y se ha observado que es más común en las mujeres.

CAUSAS
El comienzo puede producirse sin aparente causa determinante, del mismo modo que puede relacionarse con las más variadas situaciones de tensión y de conflicto (por ejemp1o, la muerte de un pariente, la infidelidad del cónyuge, la pérdida de una gran suma de dinero, una situación de frustración en el ambiente de trabajo o familiar). Es más raro detectar verdaderos factores desencadenantes, como cansancio intenso, enfermedades debilitantes y menopausia.

CÓMO SE MANIFIESTAN
El comienzo es gradual, el estado de melancolía se instaura en general lentamente y se halla precedido (durante semanas o meses) por síntomas vagos, como dolor de cabeza, insomnio y dificultad para realizar las tareas laborales usuales.
La sintomatología puede resumirse así:

• la persona no habla espontáneamente, ni manifiesta verbalmente sus trastornos, presenta tendencia a llorar, a quedaste inmóvil con la cara triste y la mirada fija;

• la inhibición psíquica es marcada, con capacidad de pensamiento muy lenta y nexos asociativos pobres; la persona puede alcanzar un estado tal de astenia que llegue a ser incapaz de moverse, de vestirte, de comunicarse, el lenguaje es prácticamente inexistente, o constituido por monosílabos, hasta el mutismo completo;

• la persona presenta una actitud de tristeza profunda, oscura, sobre la que no ejercen efecto alguno las palabras de consuelo de quienes le rodean; se encuentra subyugado a un sentimiento de incapacidad, de impotencia y de autodesprecio que lo sumerge en un mundo en el que siente que ha perdido sus sentimientos habituales y que en su lugar presenta un vacío total desde el punto de vista afectivo. Posee una visión pesimista del futuro, que ve inaccesible, sobre todo por su culpa. Se acusa de hechos no cometidos, de actos indignos realizados. Incluso parece culpabilizarse de sus propios trastornos físicos, hasta el punto de presentarse más como un culpable que como un enfermo;

• el sentimiento de muerte y la búsqueda de ésta se manifiesta de distintas formas, a menudo coexistentes, que van del rechazo total de la comida a la intención y puesta en practica del suicidio. El riesgo de suicidio se halla siempre presente y condiciona en gran medida la operatividad de las personas encargadas del cuidado de la persona, que llegan a convertirse en guardianes de éste;

• el estado de profunda postración física en el que se encuentra el paciente provoca a menudo complicaciones cardiovasculares, hepáticas, digestivas y neurológicas.
La crisis tiene una duración de 4-8 meses y, si se trata farmacológicamente, de 1-3 meses; luego, poco a poco, igual que empezó, va remitiendo.

FORMAS CLÍNICAS
Las formas clínicas más frecuentes de melancolía son las siguientes:

• Melancolía simple. El carácter dominante es la desgana, con tendencia al cansancio y al agotamiento. En esta forma no se registran ni sentido de culpabilidad ni autoacusación.

. Melancolía estuporosa. Presenta el grado máximo de desgana y el paciente está inmóvil, mudo, con la cara petrificada por el dolor.

• Melancolía ansiosa. El paciente es presa de una agitación por pánico y se mueve, se lamenta, se desespera y a menudo tiene intenciones de suicidio.

• Melancolía delirante. Se caracteriza por la presencia de verdaderas ideas delirantes melancólicas, simples, pobres, aceptadas con resignación; las principales son las de culpabilidad, calamidad e hipocondríacas.

• Melancolía crónica. Puede deberse a la falta de resolución de un intenso acceso melancólico que se prolonga durante años, así como a la sucesión de varias crisis de melancolía no separadas por un intervalo de bienestar.

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